viernes, 9 de julio de 2010

Contentar a todos, misión imposible

A la hora de lanzar un proyecto, de cualquier índole, tenemos demasiada gente a la que contentar:

  • El cliente, que quiere que sea lo más barato posible

  • Los proveedores, que quieren cobrar lo máximo posible

  • Los que haremos posible (al menos lo intentaremos) el proyecto, que tiene que arañar el máximo de lo queda



Para conseguir esto, se tienen que hacer verdaderos equilibrios en el alambre:

  • Presentar un proyecto, realizable.

  • Conseguir un precio razonable de los proveedores

  • Presentar un precio razonable al cliente

  • Conseguir el beneficio esperado



Para que los cuatro lleguen a un equilibrio, debemos estudiar muy bien las tareas a realizar. Si nos dejamos alguna, corremos el riesgo de no llegar, con lo que nos comemos nuestro beneficio. Si presentamos de más, es probable, que cuando el cliente nos pida cuenta de las tareas extra, no tengamos justificación.

También tenemos que tener en cuenta a los proveedores. Conseguir buenos precios, hará que tengamos algo más de margen para jugar con nuestro beneficio.

Por último, ajustar nuestro beneficio, para que los números sean admitidos por el cliente.

De ahí, que la fase de lanzamiento de un proyecto, sea crítica y no se escatime en estudiar muy bien todo lo que hay que hacer. Si no se toma muy en serio, corremos un gran riesgo, que probablemente acabe, con nuestro beneficio en pérdidas.

Una vez más el dicho vísteme despacio, que tengo prisa, se cumple a rajatabla.

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