miércoles, 16 de noviembre de 2011

Conseguir lo imposible

Muchas veces nos preguntamos, si alguna vez, los jefes, nos escuchan. Y es que no es la primera vez que nos pasa, acudimos a un jefe para que nos aclare algo y con mucha maestría, nos suelta un discurso, que no dice nada y nos deja igual.

Cuando te piden hacer algo, lo que sea, lo normal es que puedas preguntar, incluso, que durante el desarrollo de la tarea, tengas diferentes caminos que seguir y necesites que te confirmen por cual ir, ya que al que le debería interesar es a quien lo pide. Pero claro, cuando le planteas una duda, en la que tiene que mojarse, es cuando no lo hace y te quedas como estás. La respuesta además de ser ambigua, normalmente intenta abarcar ambos caminos, cosa que todos sabemos que es imposible de realizar.

Pues bien, cuando te suceda esto, simplemente, mándale el trabajo por cada camino. Es cierto que es más trabajo, pero al final, el que tendrá que mojarse, quiera o no, será el, si es que de verdad necesita lo que te ha pedido.

Por este tipo de cosas, es por lo que el trabajar, muchas veces, no es agradable, necesitamos cosas de otras personas o departamentos y no nos dan su apoyo, por lo tanto, al final, nosotros tampoco lo haremos, creando dentro de la empresa un ambiente de trabajo muy pesado, que lo único que te ofrece, es salir cuanto antes de allí. Quizá por eso, cada vez hay menos personas fieles a un compañía y por supuesto, cada vez menos gente, se queda a hacer horas. ¡Eso que ganamos los empleados!

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