miércoles, 8 de agosto de 2012

Complicar lo sencillo

Con lo fáciles que son las cosas, cómo las complicamos muy a menudo. Un ejemplo claro, son las compañías de teléfono. Hace muchos años, para que dos personas, separadas por una gran distancia, hablasen, había una operadora que enchufaba el cable por el que llegaba una de las personas, con el cable por el estaba la otra (simplificando, ya que es algo más complicado) y les dejaba hablando. Pues bien, las cosas, no han cambiado tanto, para que dos personas hablen, una se conecta con su teléfono a una central, una antena, lo que sea y se envía esa señal a la antena, central o lo que sea de la otra, para hablar. Lo que antes se hacía manualmente, ahora lo hace la informática.

Pues bien, si esas son (simplificando mucho el tema) las bases de la comunicación, ¿cómo es posible que para una portabilidad, cambio de forma de comunicación, desvirtualización de un teléfono, etc... se tarde tanto tiempo? No sería tan fácil cómo decir, lo que antes daba este enchufe (la operadora que sea), ahora lo da este otro.

Obviamente, no es tan sencillo, pero tampoco tan complicado como nos lo hacen creer. Estamos casi convencidos, que quien lo complica todo son los papeles, las leyes que hay que cumplir, los contratos que hay que cambiar, en definitiva, la burocracia necesaria para que luego la parte técnica se realice.

Por eso, solemos estar tan en contra de los papeles y de los malos consultores, que sólo piensan en cómo hacer que una empresa rellene cientos de formularios, normalmente para que se les contrate en esa tarea, en lugar de pensar en agilizar los procedimientos.

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