Hacer trampa

Cuando estás trabajando, muchas veces, si quieres que el trabajo salga adelante, tienes que hacer trampas. No debería ser así, pero cuando ponen muchos departamentos para validar cosas, cada paso debe ser verificado por varias personas y las normas son excesivamente estrictas, el resultado, es que para hacer algo, necesites invertir demasiado tiempo, lo que, en ciertos proyectos, es absolutamente inviable. Por lo tanto, los que están haciendo el proyecto, optan por buscar los huecos en la normativa, que permitan conseguir el objetivo, pero sin seguir todo el circuito.

Obviamente, esto no es bueno para el proyecto, ya que se salta pasos, que pueden ser importantes para que lo que se esté haciendo, llegue a buen puerto. Pero claro, los que definen los pasos, normalmente, no son los que hacen los proyectos y además, en muchos de los casos, en lugar de hacer un camino sencillo, que permita trabajar de forma ágil, hacen todo lo contrario, un camino complejo, que lo que permite es que los departamentos, tengan escusas, para no hacer su trabajo.

Somos muy insistentes con esto, pero las metodologías, deberían ayudar a los proyectos y no los proyectos amoldarse a las metodologías. Una metodología pesada, sólo lleva, a que los que hacen los proyectos, tengan que buscar alternativas para agilizar la implantación del proyecto. Normalmente, esas alternativas, hacen que las bondades de la tecnologías, no lo sean, produciendo errores. Sin embargo, si la metodología se estudia y ajusta a la realidad de los proyectos, ayudará en la consecución de los mismo, agilizando su implantación con una gran calidad.

Para comprobar esto, sólo tienes que ver, cuánto tardabas en implantar algo, antes y después, de poner en marcha tu metodología. Si los tiempos se disparan, obviamente, tu metodología es errónea y tienes que revisarla. Si son similares o ligeramente superiores, entonces, van por el buen camino.