viernes, 23 de agosto de 2013

La educación

Cuando sales a un sitio público, ya sea de vacaciones, a cenar, tomar una copa, o simplemente pasear por un parque, te das cuenta de la importancia de la educación y de como hemos pasado, de tener una estricta educación, a tener una educación, en nuestra opinión, excesivamente permisiva.

Hace años, la educación era muy estricta y se utilizaban métodos, que no eran los adecuados, ya que tener a los hijos, controlados por el miedo a que les pegues no es nada bueno. De hecho, en parte, esa forma de educar, puede ser la causa de la excesiva permisividad que tenemos ahora.

Ves a padres que van al supermercado con los niños y los "sueltan", como si estuviesen en el patio del colegio. Claro, al final, molestan al resto de personas que comparten espacio con ellos. Esto mismo ocurre, en la playa, en un parque, en un restaurante, en definitiva, como decíamos al principio, en cualquier espacio público.

Asumiendo que educar a un niño no es, ni mucho menos, algo sencillo, te das cuenta que los niños que, de verdad, incordian son aquellos cuyos padres también lo hacen. Y es que si los niños hacen muy bien algo, es imitar. Si los padres hablan permanentemente a voces, los niños harán lo mismo. Igual que si los niños ven que su padre se come un caramelo y tira el papel al suelo, él hará lo mismo.

La educación de los niños, empieza por la educación de sus padres, si éstos no la tienen, no la esperemos en sus hijos. En este aspecto, creemos que todos sabemos lo que nos molesta, por lo tanto, tan sólo debemos analizar si nos hicieran a nosotros lo que estamos haciendo, ¿cómo nos sentaría?, si la respuesta es mal, seguro que tú estás molestando al que tienes cerca, por lo que deberías remediarlo.

Si todo el mundo tomamos conciencia de esto, seguro que el mundo funcionaría mucho mejor y además ahorraríamos dinero, ya que porque en un parque haya porquería tirada por el suelo, si nosotros no la tiramos, cundiría el ejemplo y, al final, simplemente no habría porquería y a nadie le gusta ser el primero en ensuciar algo, con el ahorro que conlleva, al no tener que gastar en su limpieza.

Una vez más, esta entrada es un brindis al sol, pero igual, alguien recapacita y poco a poco va contagiando a su entorno. Si esto ocurre, nos sentiremos útiles.

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