miércoles, 26 de marzo de 2014

La importancia de tranquilizar

En el trabajo, en muchas ocasiones, más que solucionar un problema, lo que hay que hacer es tranquilizar, bien al que lo tiene, bien al que lo persigue. Y es que, los problemas, suelen ser más graves, cuanto más nervioso esté el que lo transmite.

La mayoría de los problemas que suelen surgir en el día a día del trabajo, no suelen ser excesivamente graves, pero la forma en que se manejen, sí puede convertirlos en algo muy grave, a ojos de la dirección, que, al final, es quien da guerra. Y son más graves, cuanta menos información tiene, el que lo está comunicando hacia arriba. De ahí, el título de la entrada, la importancia de tranquilizar. Y es que, tranquilizar al que comunica, no va a eliminar el problema, pero sí va a minimizar el ruido que haga, y por lo tanto, el equipo que tiene que resolverlo, tendrá menos presión para su resolución.

Una vez más, el que esto sea importante, tiene mucho que ver con los directores que disfrutamos en España, ya que un buen director tiene que ser capaz de saber, qué es importante y que no, y cuándo tiene que apretar a su equipo y cuando no. Pero no es así, de hecho, se considera un buen director, aquel que tiene a su equipo permanentemente en la oficina, que le hace trabajar fines de semana y que en todas las reuniones, tiene algo que decir, de lo que sea. Con esa actitud, lo que se consigue es todo lo contrario, dar una tensión innecesaria a las cosas, que al final, complican la solución.

Así, que si eres de los tranquilizadores, enhorabuena, seguro que tu equipo te lo agradece y, aunque tus directores crean que no haces nada, y los ascensos te quedarán lejos, debes saber, que estás haciendo un muy buen trabajo. Esperamos que algún día, alguien se dé cuenta de esto y las cosas cambien, nos irá a todos, mucho mejor.

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