Hacer las cosas bien

Muchas veces, en los proyectos, por las prisas, por las presiones, porque no sabes hacerlo de otra forma o cualquier otra razón que se os ocurra, las cosas se hacen mal, entiendo por mal, de la manera que no exige la empresa, por ejemplo. Y claro, llega el momento de normalizar el proyecto, para que cumpla los estándares establecidos y te cuesta mucho más trabajo, que haberlo hecho bien desde el principio.

Pero somos así, cuando tenemos que hacer algo rápido, no nos paramos a pensar en las consecuencias a futuro, sólo en que tenemos que tenerlo ¡ya!, porque es lo que nos exigen. Pues sinceramente, deberíamos cambiar el chip y pensar que si, aún con prisas, nos paramos un poco, no demasiado, a pensar, cómo hay que hacerlo, para no tener que trabajar después, lo tendríamos hecho, con mucho menos esfuerzo.

Ahora bien, aún recomendando esto, entendemos perfectamente que se haga lo otro y no porque no queramos paramos a pensar, simplemente, porque no te dejan pensar, cuando un proyecto va de esa manera, simplemente te tienen perseguido, agobiado con reuniones, con llamadas, con correos, por lo que, en lo único que piensas, es, en contestar cualquier cosa y que el que pregunte, te deje en paz un rato, porque tienes otros cuantos más a los que contestar. Una pena, sí, pero es así en demasiadas ocasiones. Una vez más, el chip, lo tiene que cambiar la dirección y esa, no está por la labor.

Pérdida de confianza

Cuando tienes una máquina, una dispositivo, lo que sea, que te falla de vez en cuando y que en algún caso, incluso te ha hecho perder, bien información, tiempo, lo que sea, es cuando te planteas, sustituirlo. Y te lo planteas, simple y llanamente, porque has perdido confianza en él.

Y es que, en la tecnología, como en las personas, la confianza es lo más importante. Y es lo más importante, porque te tienes que apoyar en ella, para el día a día. Si vas en coche y te acercas a una rotonda, cuando pisas el freno del coche, esperas que frene, de no hacerlo, pierdes la confianza, ya que puedes tener un accidente. Pues lo mismo que con el coche con el resto de cosas, si un sistema, no te ofrece estabilidad, tienes que reinstalarlo, ya que tu información, normalmente, va a depender del funcionamiento del sistema completo.

Así que si os pasa algo así, intentar cambiar de equipo, o bien, aseguraos de hacer una buena reparación, de manera que esa confianza perdida, vuelva y podáis seguir disfrutando del equipo. De otro modo, lo mejor es que lo jubiles y pases a uno nuevo.

Recuva, para recuperar información

Y es que, el programa de Piriform, Recuva, es de los más útiles que hemos conocido. Sobre todo, en caso de borrado accidental de algo, ya que, si no has usado el dispositivo, lo recupera por completo, en tres sencillos pasos.

Y la verdad, es que el uso que le solemos dar, es cuando, por error borras la tarjeta de las fotos de un viaje, o una carpeta, pensando que es otra, en definitiva, cuando se te va el dedo. Lo más importante, es ser consciente del error cuanto antes, ya que mientras el sistema operativo, no haya sobrescrito los datos, el programa lo recupera todo. Y aún, teniendo algunos corruptos, es capaz de recuperar los "trozos", y luego, con algún otro programa, podrías recomponerlos.

La verdad es que, desde que tenemos la versión portátil, lo tenemos en un pendrive, de manera que, cuando lo necesitamos, no tenemos ni que instalarlo en el sistema afectado, lo que podría causar mayor pérdida de datos, por la instalación de software en el el disco que contenía la información.

Lo dicho, un buen programa, que recomendamos tengáis siempre a mano, por lo que pueda pasar.

Dejar en estrés en casa

Pues sí, es lo que hay que hacer, cuando no estás haciendo nada, que pueda causarlo. No hay cosa más incómoda, que salir a cenar con alguien, que en lugar de relajarse y disfrutar con los amigos, de una cena, en lo que está preocupado es en si le toman ya nota, si le traen la comida, si no llega la cuenta, en definitiva, a alguien que sólo piensa en pasar el rato de la cena, en lugar de disfrutar de la compañía.

A los que les pasa eso, simplemente, viven estresados, no entienden de relajación y mucho menos de disfrutar de la vida. Y, sobre todo ahora, cuando mucha gente está de vacaciones, se ve quien ha desconectado y le da igual todo y quien, a pesar de estar de vacaciones, piensa más en el trabajo, que cuando trabaja.

La verdad es que nos da pena, pero hay muchas personas así y, sinceramente, a no ser que sean los dueños del negocio, lo que los podría disculpar, nosotros no lo entendemos. Las vacaciones sirven para hacer todo lo que no puedes hacer, mientras trabajas y para, en definitiva, descansar y cargar fuerzas. De no hacer eso, volverás al trabajo de la misma manera, o peor, de la que te fuiste y con ello, lo creas o no, estarás poniendo en riesgo tu vida. Piénsalo, vete de vacaciones, relájate y disfruta, que sólo se vive una vez.

Y llegamos a séptima.

Ya tenemos compañeros de viaje en esta división en la que los equipos en que terminen primero y segundo ascienden directamente y los que acaben tercero y cuarto juegan un partido de promoción. Esperamos estar ahí arriba, aunque no será sencillo, ya que los equipos, son bastante más fuertes.

Nuestro objetivo para esta temporada, es, como mínimo, mantenernos y desde luego, estar entre los cuatro primeros. Vamos a intentar hacerlo sin reforzar el equipo, lo que nos da un poco de miedo, pero creemos que se podría hacer, de manera que al final de temporada, si todo va como esperamos, estar más fuertes económicamente, para afrontar una renovación de plantilla.

Esta semana tenemos partido de copa y no será fácil, pero como comentamos la semana pasada, nuestra intención es jugar, no estar de paseo como otros años. Veremos qué sucede.

Necesidad de concentración

Las empresas, siguen empeñados en no permitir el teletrabajo y la verdad, es que siguen muy equivocadas. Esta semana laboral, que terminó ayer, teníamos que responder a otra empresa, con unas preguntas, acerca del proyecto que tenemos entre manos. Pues bien, asignamos a una persona del equipo responder y, como está mal visto que no venga por la oficina, lo tuvimos en su sitio, en reuniones, al teléfono, en definitiva, trabajando. Obviamente, la respuesta, que necesitaba algo de paz, para poder elaborarla, no salió hasta ayer, una semana laboral completa.

Muchos pensaréis que es, porque la persona no es muy competente, pero nada más lejos. Esa persona, decidió, ayer, quedarse en su casa, con su música, sin jaleo alrededor, sin que viniesen compañeros, jefes, gritos, etc... y, entre correos, llamadas y alguna reunión, consiguió tener, lo que no habría tenido, si ayer, hubiese estado, otro día más, en su puesto.

Por eso, insistimos, las reuniones son necesarias, el estar con el equipo, es necesario, el comentar las cosas del día a día, también, pero dejar a cada uno, que se organice su trabajo y lo haga de la mejor forma que sabe, es, aún, mucho más importante. Pero esto es algo, que casi nadie, quiere oír.

Los intermediarios

Siempre hemos detestado ser intermediarios, pero los hay a patadas y, por desgracia, nos toca en muchas ocasiones, hacer ese papel.

Los intermediarios, pueden ser rentables, cuando eres el intermediario entre un trabajo y el cliente, esto es, ofreces al que hace el trabajo un dinero y cobras al cliente ese dinero y un poco más, por lo tanto, sin mover un dedo, te llevas dinero. Nos parecería ético, si el trabajo te lo busca ese intermediario y el cliente es suyo, pero muchas veces, el cliente es tuyo, pero sólo te permite trabajas mediante intermediarios, lo que hace que te sienta mal.

Y luego están los intermediarios, que no cobran nada por ello, pero que la organización establece que tienes que hablar con el cliente por un lado y por el que hace el trabajo por otro. Aquí, además que no cobras nada, estás en constante riesgo de hacerlo mal, ya que lo que te cuenta el que hace el trabajo, puede que no lo transmitas de manera correcta al cliente.

Así que, nosotros, siempre que podemos, trabajamos directamente con el cliente, ya que creemos que es lo más honesto y la mejor forma de hacer un trabajo.