viernes, 5 de junio de 2015

Cuando parece sencillo

En más de una ocasión, ante un problema, piensas en su solución y en tu cabeza, es muy sencilla. Pero luego, te pones manos a la obra para aplicarla y te das cuenta que, tras la aparente sencillez del problema, hay infinidad de cosas que sólo podías conocer, cuando te metías a resolverlo. Por eso, cuando los malos consultores ponen encima de la mesa soluciones maravillosas a un montón de cosas, te tiras de los pelos, porque de muchas de ellas, lo que hay debajo sí lo conoces.

Nosotros, siempre que hacemos un estudio de lo que sea, dejamos en el aire bastantes cosas, por lo que pueda pasar, ya que, por mucho que nos vendan, que si tienes el proyecto perfectamente controlado antes de empezar, el resto es fácil y rápido, la experiencia nos dice que no es así.

De hecho, la mejor manera de hacer un proyecto, es meterse en harina cuanto antes, ya que es en ese momento, cuando realmente empiezas a conocer cosas, que por mucho que lo estudies antes, no las verás. Y sí, es cierto que tienes que tener un estudio previo, para poder ofrecer un presupuesto al cliente, pero siempre ese presupuesto debe llevar un porcentaje de aumento, por imprevistos. Si luego no surgen, acabarás a tiempo y le podrás ofrecer un descuento y en caso de surgir, reza porque no se pase de tu porcentaje, o perderás dinero.

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