jueves, 7 de noviembre de 2013

Cuando te das cuenta, que no lo haces mal

En las empresas, por norma general, ya que siempre hay excepciones, los jefes, se dedican a dejar escurrir la bronca, hasta los niveles inferiores. Pero hay veces, que son tan torpes, que dejan sus cartas boca arriba y ves su juego. Y resulta, que de lo mismo que ellos te abroncan, ellos, por el mero hecho de ser director, se lo pasan por el arco del triunfo, lo que hace que te des cuenta, que tú, no lo estás haciendo mal, sino distinto a la norma de la empresa, como todos. Y es que las normas, sobre todo las que hacen unos, para que las cumplan otros, están para incumplirlas, ya que, de cumplirlas, simplemente no harías nada.

Ahora bien, si eres serio en tu trabajo, lo que debes evitar a toda costa, es crear normas absurdas, que no aporten nada al negocio, e incluso, puede que lo entorpezcan. Pero claro, para hacer esto, debes contar con una dirección que te apoye, porque de otro modo, lo único que se consigue, es que todos vayan tapando sus vergüenzas y las cosas no se hagan como se debe.

Una vez más, admiramos a aquellas empresas que dan valor a lo que dice cualquiera, e incluso, si en un principio parece una tontería, lo estudian, para demostrar que lo es, pero en ningún caso, castigan al que cree que algo está mal. De hacer esto último, que muchas lo hacen, lo que consigues es lo que hablamos al principio, que todos se callan y luego se saltan las normas, porque no están bien hechas.

Da valor a las opiniones de tus empleados, incluso si algún superior se lo merece, despídelo, por consejo de un empleado que denuncia, de esta manera, todos los directivos intentarán hacerlo bien y, sobre todo, tener en cuenta a sus subordinados, ya que pueden hundirle de hacerlo mal.

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