Es increíble cómo dejamos de luchar contra las estupideces burocráticas que hay a nuestro alrededor. Y es que, aunque alguna persona lo intente y se queje, sabe que, por mucho que lo haga, si quiere registrar un bien en el registro de la propiedad o pasa por el aro impuesto, o no lo registra.
Pero está llegando a límites increíbles, tantos, que en las empresas, que son cosas privadas, cuando una consultora convence a la dirección que los procesos tienen que ser de una manera, de ahí para abajo nadie rechista y quien lo hace es silenciado, es el raro, el pesado que siempre se queja,... al final, el que no quiere trabajar, cuando la mayoría de las veces es lo contrario, es quien quiere trabajar y no perder el tiempo en cosas burocráticas, que poco aportan al trabajo.
Y es que vivimos en una sociedad en la que nadie se fía de nadie y que todo queda justificado con un papel, que dice que alguien hizo algo, aunque la realidad no sea esa. En definitiva, es el cuento de "El emperador desnudo", donde toda la corte le alaba el traje que no se ve, porque si no lo ves eres tonto, hasta que un niño inocente, le dice la verdad, que "va en pelotas". Y así es la dirección, va "en pelotas", pero nadie se atreve a decírselo.
Así que, sigamos disfrutando de tonterías, por nuestra parte, lo asumimos como parte del trabajo y si no llegamos a otras cosas, pues así lo haremos, pero que luego no nos pidan productividad, ni tonterías por el estilo.