miércoles, 6 de mayo de 2009

San Juan 10,11-18

El título de la noticia viene del Evangelio leído en misa el Domingo pasado. Dice así:
En aquel tiempo, dijo Jesús: - «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

Os preguntaréis, ¿qué tiene que ver esto con los temas que tratáis normalmente en este blog? Pues os lo explicaremos, ya en tiempos de Jesucristo, hace 2000 años, se notaba lo mismo que ahora, no es lo mismo ser empleado, que dueño. En la empresa actual, el buen pastor, es el que la dirige y la cuida, cuidando a todos los empleados, porque son el motor. Mientras que los asalariado que nos dicen en el Evangelio, es el ejemplo de todas las demás empresas, hoy en día la mayoría, hay un dueño, que no se sabe donde anda, y la empresa la dirigen asalariados, ¿qué sucede con esto? que da igual que se pierdan empleados, conocimiento, efectividad y demás, mientras mantenga el puesto, bien está.

Así nos luce el pelo. En misa, nos dio que pensar, que hace ya 2000 años, estaban igual y Jesucristo ponía de ejemplo, qué era ser buen pastor y que asalariado.

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