Los malos programas informáticos

Ayer estuvimos con un cliente, usuario de un programa informático. Se quejaba de lo mal que funcionaba, no encontraba nada y no le es fácil usarlo. Nos preguntaba que cómo los informáticos, a veces, hacemos las cosas tan mal.

Nuestra respuesta fue clara, no es un problema de los informáticos, si no de las metodologías que nos ponen. Desde que un usuario, detecta una necesidad, hasta que la ve, pasa por cientos de manos, cada una de las cuales, tiene que poner su granito de arena. Obviamente eso no puede salir bien.

Para nosotros lo ideal sería ser como un fontanero o un dentista, llega tu cliente, te plantea el problema y lo solucionas. Las probablidades de acertar son enormes.

Pongamos un ejemplo sencillo: Un usuario quiere una caja de texto, con un botón, para que al pincharlo, le cambie a mayúsculas lo que lleva, la caja de texto, dentro.

• Si fuesemos un fontanero, con pocas líneas de código lo tendríamos hecho en escasa media hora.


• Ahora bien si somos una empresa que fabrica software, un vendedor lo apunta en una libreta, llega a la oficina y se lo da a su homólogo en tecnología, lo lee, lo interpreta y pide a un desarrollador que lo haga. Una vez desarrollado, hay que pasar por control de calidad, que nos dirá que las pocas líneas deben ser el doble, porque necesitan documentación. Luego pasa a un equipo de pruebas, que nos dice que no funciona en un navegador de texto y claro que deberíamos arreglarlo. Añadimos más líneas, volvemos a pasar control de calidad y pasa las pruebas. Llegamos a producción y nos ponen en cola para poner el fichero, el primer hueco es dentro de una semana, toca esperar, para verlo en marcha. Un total de un mes para que el usuario lo vea.

Probablemente, la segunda opción, con tanta gente opinando, es muy probable, que no sea lo que quería el usuario, que era de lo que se quejaba nuestro cliente.