martes, 15 de noviembre de 2011

Elevar a lo absurdo

Cuando se puede resolver un problema de una manera sencilla, pero quien tiene que hacerlo, simplemente no quiere, habitualmente se monta un comité de crisis, que hace todavía más difícil su resolución. Por eso hemos titulado esta entrada así, porque en lugar de intentar resolver el problema, se buscan razones para no hacerlo.

Y es que, una de las cosas que pierden la colaboración entre personas, departamentos, o lo que sea, es el orgullo. Y cuando alguien dice que no a algo, pero llega alguien que te obliga, simplemente, porque piensa que tiene más poder que tu. Resulta que tu orgullo se ve dañado y decides no dar tu brazo a torcer.

Claro que quien hace esto, también es habitual, que tenga por encima, alguien, con más fuerza que el que te intenta obligar y con el que cuentas, si la cosa pasa a mayores.

Aún así, con todo esto, no entendemos ese orgullo, ya que de lo que deberíamos sentirnos orgullosos, no es de bloquear situaciones, sino de resolverlas. Es más, si una situación se complica, ves claro que la solución la puedes poner tu, deberías sentir orgullo, si propones la solución se aplica y se resuelve el problema, porque tu objetivo en el día día, debe ser hacer lo mejor para el puesto que ocupas, aunque eso, lleve asociado, en algunos momento, no cumplir estrictamente con las normas. Lo hemos dicho muchas veces, si las normas deben ser inflexibles, pondrían máquinas para hacerlas cumplir, al no ser así, lo que debe ser es usar la cabeza y decidir qué norma debe ser estricta y cual puede relajarse según el momento.

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