lunes, 23 de julio de 2012

Cuando se rompe

Si en cualquier producto, algo se rompe una vez, puede ser un defecto de fábrica, un mal golpe, casualidad, ... Ahora bien, cuando lo que se rompe, siempre es lo mismo y tiene una periodicidad, entonces pasamos a que está mal diseñado.

Eso le ocurre al Opel Meriva (II) con las ventanillas traseras eléctricas. Con una periocidad de unos dos años, suele romperse el mecanismo que sube y baja y Opel, sólo vende el kit completo, esto es el motor, con todo lo necesario para enganchar al cristal y que suba y baje.

Conocemos a varios que tienen este modelo y a todos, se les ha roto, al menos una vez, cada ventanilla. En algún caso hasta más de una vez cada una. Cambiándolo en un taller, la broma nos sale por cerca de 400 € (la pieza y el montaje de la misma).

No entendemos, cómo las empresas, que pretenden mantener un prestigio, no se fijan en estas, o bien, si lo hacen, por qué no le dan importancia. Es cierto que muchas empresas, cuando el problema puede ser un riesgo para la seguridad del usuario, sí que lo hacen, pero claro, es que en caso de ocurrir algo, la cuantía de la demanda que podrían ponerles, sería mayor. Pero entonces cuando no hay riesgo, ¿no se hace? Esto significa, que lo que muchas empresas nos venden como imagen de marca, se lo pasan por el arco del triunfo, lo que es una pena.

Como siempre decimos, las empresas que no cuidan a sus clientes, al final, tendrán problemas, porque antes o después, los clientes se aburren y dejan de comprarles. Obviamente, con el ejemplo que hemos puesto, no ocurrirá, ya que Opel es ENORME, pero las pequeñas, deben tener cuidado con esto y no copiar las tonterías que hacen las grandes.

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