viernes, 12 de octubre de 2012

Volver al estado inmediatamente anterior

En informática en particular y en otros trabajos, en los que la lógica es la que manda, debemos ir despacio haciendo las cosas. Si pones un paso y ves que el resultado no se acerca al esperado, debes volver a atrás e intentar otro.

Muchas personas, cuando programan, se lían a escribir instrucciones sin parar, hasta tener acabado un programa, que se supone que debe funcionar, pero en la cabeza de la persona. Luego, se pone a aprobarlo y es un desastre, ya que no hay manera de ver donde falla. Este ejemplo es exagerado, ya que es cómo se suele hacer y luego se depura hasta conseguir el objetivo. Pero esto mismo, hacen muchos cuando tocan un programa hecho por otro, le añaden muchos cambios, lo que funcionaba ya no lo hace y se lía la cosa. Por eso, cuando tenemos que solucionar un problema en un programa de otro, lo mejor es hacer lo que hemos comentado al principio, cambiar y probar, hasta que todo funcione.

Esta forma de hacer las cosas, tiene como inconveniente, que el código generado, en muchos de los casos, no es óptimo, porque se dejan cosas, que quizá podrían quitarse, pero que al quitarlas, podían dar problemas. Y como ventaja, que lo que funciona, seguirá funcionando y lo nuevo, se supone que también.

Ahora, mientras la presión del tiempo, siga activa, será mejor opción, dejar un código menos depurado, a escribirlo mejor (incluso rehaciendo programas), con un alto riesgo de fallo y por tanto, de utilizar mucho más tiempo para solucionarlo y no llegando a fechas.

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