Ayer nos pasó algo muy curioso, vimos por una ventana a un grupo de gente reunidos y entre ellos, estaba un antiguo jefe, que ascendió, hasta donde le dejaron, y desde entonces va dando tumbos por la empresa. Pues bien, miramos a la reunión, vimos que nos miraba le saludamos y nos devolvió el saludo.
Y aquí recapacitamos y pensamos que podía ser la entrada del día siguiente en el blog, ya que nos imaginamos, que nuestro antiguo jefe, se preguntará cientos de veces, si es necesario y que cuando le jubilan. Y es que llega un momento, en que te das cuenta, que hacer cosas productivas, de verdad, no haces ni una. Luego pasas a la fase de gurú, con lo cuál ya ni haces cosas, sólo aconsejas, para, al final, ir a muchas reuniones, en las que te pasas el día mirando al techo y pensando en las tonterías que se dicen y que ya no tienes ganas de enmendar la situación, sólo de jubilarte.
Pero mientras llega ese momento, ya que necesitamos el dinero para vivir, no te queda más remedio, que ir de reunión en reunión, aguantar miles de tonterías y comprobar, que la empresa, ha podido contigo, que has intentado hacer las cosas lo mejor posible, pero que, al final, el figurar, el decir tonterías, prima más, que aportar ideas, así, que no las aportas.
Nos dio mucha pena, porque cuando alguien es bueno, y este lo era, ves que no sirve de mucho luchar contra una estructura montada, para que la gente pueda escaquearse, por lo que no te queda más remedio que sufrirla y, con suerte, si encuentras algo mejor, abandonarla, pero nunca, ponerte a luchar, porque si no, acabarás de reunión en reunión, esperando la jubilación.
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