Cuando algo se estropea en un proyecto, en las empresas se empeñan en tener al equipo 100% para solucionar el tema, algo lógico y normal. Lo que ya no es tan lógico, es no poner todos los medios de la empresa al servicio de ese equipo.
El no poner todos los medios de la compañía al servicio del equipo, hace que las cosas tarden en solucionarse bastante más, y con ello, que el equipo, que como decíamos ayer, está siempre, no descanse. Ese no descansar, hace que su eficacia se reduzca, llegando un momento en que también rompan más que arreglen.
Una vez más, los malos consultores nos han vendido una moto, que ni arranca, y es que, en la resolución de problemas, no se puede aplicar un manual de resolución, porque eso, sólo vale para problemas controlados y que son, normalmente, carencias de las herramientas. Cuando sale un problema, de verdad, hay que ser imaginativo y solucionarlo, para lo cual, sólo sirve trabajar todos en la misma dirección.
Como en las empresas compraron la moto que no arrancaba, la compañía va por un lado y los que resuelven los problemas por otro, de manera que después de varios días durmiendo poco, sin comer bien, el cansancio hace mella y la eficacia baja, dando lugar a más problemas, por muy experto que se sea.
La única manera de resolver esto, es que los responsables de la solución, estén desde el principio remando juntos, para conseguirla, de manera que se reduzca el tiempo de resolución y con ello, el límite físico de los participantes, no llegue.
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