martes, 20 de octubre de 2015

Ser asambleario

Ahora están muy de moda los partidos asamblearios, todo lo que hay que hacer es juntarse un grupo de gente (la asamblea) y todo lo que quieras hacer, debe pasar por esa asamblea. Como predican, es la mejor forma de tomar el pulso de las personas, para trasladarlo a las instituciones, pero, aunque parezca que es lo mejor, no funciona.

Y nos vamos a explicar. Si cualquier decisión que se tenga que tomar, debe pasar por la asamblea, las decisiones, se alargan, lo que hace que para cada paso que se tenga que dar, pase un tiempo, hasta que la asamblea se reúne y toma la decisión. Es cierto, que en algunos partidos asamblearios, se monta una junta directiva, en la que la asamblea delega muchas de las cosas del día, para evitar ese retraso. Pero claro, entonces el cuello de botella, será esa junta directiva. Y claro, el paso siguiente, es hacer que los que tengan cargo público, tengan cierta autonomía, para las decisiones inmediatas, que no puedan esperar a una reunión de la junta directiva. Con esto, parece que todo está bien, y ya no es un cuello de botella. Pero no es así.

Y no es así, porque el ser humano es egoísta, como hemos dicho muchas veces, y si perteneces a un partido asambleario, en el que las decisiones (muchas de ellas), las toman otros, te enfadas y por lo tanto, quieres que se vuelva al origen asambleario, en el que todo lo decida la asamblea, lo que genera mal ambiente y en muchos casos, la disolución de la asamblea y de la maravillosa idea.

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