Es impresionante lo diferente que es llevar el coche a una revisión a un taller de barrio o a un pueblo, a llevarlo a un gran taller o un taller de una gran ciudad. Pasas de ser una persona y hablar tanto con el que te recibe el coche, como con los mecánicos de tú a tú, a ser el dueño de un coche con matrícula tal. Y la diferencia, es notable.
De hecho, muchas personas, están volviendo a esos comercios en el que tienes nombre y apellidos, porque simplemente, te sientes querido y ayudado. Y no sería tan complicado que todos lo hiciesen así, de hecho, el fomentar la sonrisa, en fijarse en detalles, como ver quien está antes esperando a que el empleado le ayude y no permitir que se cuele el listo del turno, en definitiva, ver a los clientes, como lo que somos, personas y no un elemento que deja dinero al irse.
Pero estamos muy deshumanizados y cada vez más, triunfan las grandes empresas que lo que hacen es fomentar las ventas, sin importar el cliente, lo que hace que muchos se harten y dejen de ir a esos comercios.
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