viernes, 8 de junio de 2018

En la sala de espera

El otro día fuimos al médico, lo contamos porque es tal cual nos ocurrió, pero pasa en cualquier sitio en el que estemos esperando para algo. La médico se tuvo que ausentar y tardó un poco más de la cuenta, por lo que todos los que estaban en la sala de espera, se quejaron amargamente de lo mal que está todo, que qué hace tanto rato fuera de la consulta, que si llevo ya media hora de retraso,... en definitiva, parecía que tenía que pasar consulta respetando los horarios concertados y dejarse de historias.

Pues bien, al ver y escuchar tanto alboroto, pensamos, ahora cuando entren, estarán lo indispensable y saldrán. Pues bien, entramos con cuatro personas por delante y media hora de retraso y al final entré con casi cincuenta minutos de retraso. Lo que significa que cada uno de los que entró, se tiraron en la consulta todo lo que pudieron, sin pensar en los que estábamos fuera esperando.

Una vez más, se demuestra lo egoísta que es el ser humano y cómo se quejan de los demás y lo que le perjudican a él, pero cuando son ellos los que perjudican al resto, les importa un comino.

Como hemos dicho éstos días, si cada uno hiciésemos examen de conciencia y fuésemos menos egoístas, el mundo sería muchísimo mejor.

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