Cuando se trabaja en equipo, lo bueno que tiene es que repartes las tareas y cuando juntas todas las tareas, tienes el proyecto hecho. El problema viene cuando no confías en el equipo, porque cada vez que juntas las tareas faltan cosas, no obtienes el resultado esperado. Llegados a ese punto, te toca supervisar todas las tareas repartidas, antes de agruparlas, de manera que el resultado final sea el que esperas y claro, te cargas del trabajo que esperabas tener libre, si todos hiciesen bien su parte, creándote cierta desesperación.
Aunque muchas veces, la desconfianza está infundada y por tanto tienes un exceso de supervisión, que es únicamente responsabilidad tuya, por no ser capaz de confiar en tu equipo. De hecho, si no confías en tu equipo, tienes dos opciones, o tener cierta paranoia con las revisiones o bien rehacer el equipo, para tener un equipo con el que te encuentres cómodo.
Piénsalo y si tienes un exceso de supervisión, que te genera tensión, toma la decisión correcta y hazlo pronto, si quieres ahorrarte sufrimientos y que los proyectos salgan adelante.
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