Si haces las cosas con ilusión, ya sean unas galletas o el proyecto más ambicioso que se te ocurra, nada puede salir mal. De hecho, casi siempre, las cosas que encargas a terceros, porque piensas que necesitas a un profesional detrás de lo que sea, pierden esa ilusión, entre otras cosas, porque el profesional no le va poner tu ilusión, simplemente montará lo que sea que le encargues, en base al presupuesto que tengas y sin un ápice de cariño, porque es su trabajo, no su proyecto ilusionante.
Así que cuando queráis hacer algo, como decimos, desde unas galletas al proyecto más grande, poner de vuestra parte la ilusión, os aseguramos que, sólo con eso, las probabilidades de éxito se multiplicarán por mil.
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