Tenemos la manía de encasillar a las personas en base a su religión, ideas políticas, gustos,... cualquier cosa, hace que una persona sea de nuestro agrado o por el contrario no intentemos ni conocerla.
Y eso es un error, porque si algo es maravilloso es que las personas seamos diferentes y cuanto más distintas seamos, más posibilidades de aprender unas de otras y eso, nos enriquece.
Pero no, si eres rico, cristiano y del PP, entonces no puedes ver a alguien de clase media, ateo y del PSOE. Cuando probablemente, en lo esencial, estéis de acuerdo y quizá, hasta si salís a tomar unas cervezas, os lo paséis genial. Pero los encasillamientos, hacen que esos dos tipos de personas no se puedan ni ver y es lo que pensamos que es erróneo.
De hecho, lo ideal en los grupos de amigos, es intentar no hablar de temas como el dinero, la religión, la política,... y las cosas funcionan de manera mucho mejor, porque hablaréis de persona a persona, de vuestras inquietudes, las cosas que harías, de lo que hiciste y descubrirás, que es una personas con quien puedes compartir muchas cosas.
Pero la sociedad no es así y así pasa, que los del PP no pueden ver a los del PSOE, los cristianos no pueden entender a los ateos y los ricos piensan que los menos ricos, se quieren aprovechar de ellos y así nos va.
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