sábado, 19 de febrero de 2022

Smart Working

Con ese nombre que no se quiere traducir al español, porque es muy guay decirlo en inglés, se habla de la vuelta de tuerca al teletrabajo. El trabajo inteligente, que es su traducción al español, basa el trabajo en objetivos, que es lo que la empresa fija a cada empleado y luego, se despreocupa de cómo lo haga.

Y decimos que es una vuelta de tuerca, porque, en el teletrabajo, simplemente cambia la ubicación física de dónde lo realizas, manteniendo todo lo demás (fichaje, horario,...), en el trabajo inteligente se va un paso más allá y no se le pide nada al empleado, salvo que el trabajo esté hecho en tiempo y forma, por lo que si el empleado decide ir a la oficina, hacerlo en su casa, en un bar, por la mañana o por la noche, es indiferente, eso sí, debe ser efectivo.

Con esta forma de trabajar, en nuestra opinión, todos ganan, ya que los empleados están más contentos, porque hacen las cosas a su manera y la empresa consigue su objetivo, que es tener los productos con sus exigencias. Además, es mucho más sencillo controlar a los empleados, ya que el que no llega a las exigencias de la empresa, es mucho más sencillo justificar su despido.

Como todo, tiene sus problemas, de hecho, algunas empresas podrían exigir más de lo que se puede dar, creando mucho más estrés y teniendo que despedir a empleados válidos, porque no llegan a sus estándares, pero en ese caso, quien pierde es la empresa y al final se autorregularía, ya que si aprieta más de lo debido, no tendrá trabajadores.

Así que el trabajo inteligente nos gusta y debería aplicarse, ya que todos ganan, es algo que se regula con el tiempo y da valor a lo que aporta cada uno, no a lo que dice que aporta, que es el problema existente en los trabajos actuales, donde el estar es lo que prima, independientemente de lo que aportes a la compañía.

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