Hace tiempo nos contaron una historia de un restaurante, donde los cuchillos no cortaban, porque tenían el filo al revés, ya que estaban diseñados para zurdos y costaron menos, que si los hubiesen comprado para diestros, porque el que los vendía quería deshacerse de ellos.
Pues debe ser algo bastante habitual, porque el otro día, al instalar un aparato eléctrico, directamente a una caja de registro del cableado, no había manera de meter un cable más en la clema, de hecho, ni siquiera conseguíamos meter los que ya estaban, lo que refleja que, ahorraron en clemas, poniendo unas más pequeñas de lo que realmente necesitaba ese cableado. Si a eso le sumas que todas las ventanas tenían la cuerda de la persiana a la izquierda, quizá el que nos contó lo de los cuchillos, no iba muy desencaminado.
Y es que, cuando fabricas algo, todo lo que te ahorres, con respecto al precio de mercado, es algo que podrás cobrar a precio de mercado, de manera que el beneficio sea mayor y si el que lo compra no repara, o no le molesta en exceso, pues venderás lo mismo, a un precio de coste menor. Eso sí, puede que los que usen el producto, no vuelvan a comprarlo, ni lo recomienden.
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