jueves, 16 de octubre de 2008

Complicar las cosas

Muchas veces cosas que se pueden hacer de forma sencilla, las complicamos en extremo.

Siempre hemos dicho que más vale algo sencillo que funcione, que algo complejo, con mucho potencial, pero que no funciona.

Eso lo vemos en el día, a día. A la hora de programar algo, puedes hacerlo sencillamente, o complicarlo, obteniendo el mismo resultado. Por poner un ejemplo, si quieres sacar el valor de un input de una página, puedes buscarlo por su identificador o bien recorrerte el array de inputs de la página para obtenerlo. La solución es la misma, pero la complejidad no tiene nada que ver. La diferencia es que la potencia de recorrer el array, nos da la posibilidad de hacer cosas con otros input en la misma pasada, por lo que en un futuro obtener otro valor sería más fácil, simplemente, modificando la función.

El ejemplo es una tontería, pero esperamos que os quede clara la idea de no complicar las cosas a la hora de diseñar.

1 comentario:

  1. Hacer las cosas más complejas es el fruto de la insatisfacción personal, el fruto de sentirse inferior, el fruto de la mediocridad.

    Cuando alguien se encuentra bajo ese árbol que solo da ese tipo de frutos, se necesita sentirse mejor que los demás, haciendo cosas que no estén al alcance de los demás, demostrando que se es mejor, que no se es mediocre y que eso nos dará el reconocimiento social o laboral para estar por encima de los demás.

    Eso es la teoría, la práctica es que ese árbol acaba generando más frustración, más mediocridad e impotencia al no conseguir las cosas, al no conseguir los objetivos, al no conseguir que funcionen las cosas.

    Triste vida a los que viven de la necesidad de resaltar y de la comparación con los demás.

    Hazlo que funcione, el como es lo de menos, pero hazlo que funcione.

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