viernes, 21 de septiembre de 2012

Sentirse observado

La conciencia es muy curiosa. Cuando haces (o tienes) algo, que sabes positivamente que no es lo normal (no tiene porqué ser algo malo), te pasas el día obsesionado, con que la gente se da cuenta de ello.

Por poner un ejemplo, si tienes un grano en la cara, aunque sea minúsculo, cada vez que alguien te mire, estarás pensando que está mirándote el dichoso grano, aunque no sea así. Lo mismo ocurre cuando te has manchado en la comida, o te ha salpicado un coche cuando ibas por la acera, por poco que sea, tú lo verás enorme y pensarás que los demás también lo ven así.

Esto mismo ocurre en el trabajo, cuando sabes positivamente que no estás haciendo las cosas bien, que te falta algo y no sabes o no puedes hacerlo, pero tampoco puedes decirlo, te sientes permanentemente observado, lo que hace que trabajes peor y en consecuencia, se agrave la situación.

Por eso, lo mejor, es ser un poco (sin pasarse), pasota, el que quiera mirar que mire al que no le guste como trabajas, que se busque otro, en definitiva, no te pongas tú sólo más pegas de las que ya hay. En primer lugar, porque eso te limita todavía más y en segundo lugar, porque esa seguridad que tendrías en tú mismo, será suficiente para que los demás lo noten y no sea necesario que prescindan de ti.

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