viernes, 19 de octubre de 2012

Los arrebatos

Hay días que llegas al trabajo y por unas cosas, o por otras, lo único que te apetece es salir de allí. Además muchas veces es tal la desesperación, que no sólo piensas en salir ese día, sino en escribir una carta de dimisión y abandonar el barco.

En muchos de los casos, es simplemente un arrebato que te da, porque alguien te ha hecho algo que no esperabas, porque el proyecto no está saliendo como debe, porque necesitas nuevos aires, cualquier cosa, puede causarte ese arrebato. Pero en otros casos, puede ser por cúmulo de arrebatos, lo que te ocurre es fruto de una decisión meditada y no ves otra salida, que abandonar ese trabajo.

Obviamente, más ahora que nunca, casi siempre acabas rompiendo (borrando el correo) la carta de dimisión, ya que quieres dar otra oportunidad a ese trabajo que tienes y que, muchas veces, no es tan malo, de hecho, la mejor manera de valorarlo, es hacer dos listas una, con las cosas buenas que tiene y otra con las que te desesperan. Si gana la de las cosas buenas, tocará quedarse, pero si la de las malas empieza a ser grande, igual es el momento de plantearse un nuevo rumbo profesional.

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