El ser humano tiene la manía de creerse que todo lo hace bien, la capacidad de autocrítica es nula. Afortunadamente no todo el mundo es así, pero sí una gran mayoría. Esto es lo que nos lleva a cosas, como la política que estamos viviendo, los de azul que tan claro lo tenían, cuando gobernaban los de rojo, ahora no son capaces de hacerlo, pero es que, casualmente, los de rojo, ahora lo tienen claro y cristalino. Pues eso, lo llevas a cualquier faceta de la vida y es así. Los padres que critican la forma de educar de otros, cuando les toca a ellos, les suele salir mucho peor. Y es que hay que intentar ser más humilde en la vida.
Lo más importante, a nuestro modo de ver, es tener una gran capacidad de autocrítica y ser capaces de asumir los errores, explicar el porqué ha sucedido y ver cómo remediarlo. Si eso se lleva a todos los niveles, os aseguramos que el mundo, sería mucho mejor.
Sin embargo, seguimos siendo, individualmente, los mejores, entendiendo por individualmente, uno mismo, mi familia, mi comunidad, mi ciudad, mi provincia,... y pare usted de contar, porque cuando hay que subir al país, continente y mundo, ya nos cuesta. Insistimos, como decía Jesucristo, según el Evangelio según San Lucas 6,39-42:
Les dijo también una parábola: ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? Ningún discípulo está sobre su maestro; para ser perfecto ha de ser como su maestro. ¿Por qué ves la brizna en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga en el tuyo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame quitarte la paja que tienes en el ojo, cuando tú no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo, y entonces verás de quitar la paja que hay en el de tu hermano.
Pues eso, miremos nuestra viga y luego, si eso, sacamos la paja del ojo del vecino.
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