sábado, 14 de septiembre de 2013

El problema es nuestro

Cuando vemos a mucha gente, cuyo trabajo depende de un ordenador y un teléfono, cargar a todos sitios con él, nos planteamos si realmente, estamos avanzando en alguna dirección. Está claro que la movilidad que ha dado al puesto de trabajo, la telefonía móvil y las conexiones a Internet móviles, no podía ser mejor. Pero el problema (y es nuestro, como hemos dicho), es que nos volvemos esclavos del trabajo.

Estar con el PC en un bar, mientras charlas con los amigos, porque tienes algo urgente, ¡qué decir!, quizá era mejor antes, porque ibas a la oficina, hacías lo que tenías que hacer y luego disfrutabas de tus amigos, de verdad.

Pero no, cada vez se estila más, ver a la gente conectada en todo momento y desconectada de lo que le rodea, familia, amigos,... aunque los tengan al lado.

Contra esto, poco podemos hacer, salvo ser capaces de diferenciarlo. Y para eso, hay que saber distinguir, el momento de tenerlo todo activo. Por ejemplo, hay que  apagar los móviles en las reuniones, acostumbrar a los jefes que fuera del horario laboral, no se llama para tonterías, intentar dejar en la oficina el ordenador, etc.

Pero claro, ¿cómo conseguirlo? Nosotros lo estamos consiguiendo, pero no es fácil. Cuando silencias el móvil, ya sea por una reunión, porque estás en el cine, o porque quieres dormir, tendrás llamadas perdidas, que puedes devolver o no. Y la decisión de devolver o no una llamada, depende del que te llama. Si sabes positivamente, que la persona, suele llamarte para tonterías, lo que debes hacer, es empezar a no cogerlo y por supuesto, no devolverle la llamadas perdidas. Si te dice algo, tienes dos opciones, inventarte una excusa, o decirle claramente, que sólo te llame para cosas urgentes. Pero seguro que no hará falta decirle nada, ya que asumirá que fuera del horario laboral, no le atenderás. Eso sí, en cuanto veas que empieza a llamar para cosas serias, vuélveselo a coger. De esta manera, le irás acostumbrando.

Para acabar, como decimos al principio, el problema es nuestro y de nosotros depende, acostumbrar a los demás, cómo deben tratarnos. De no hacerlo, nos tomarán por tontos y estaremos permanentemente, trabajando.

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