Ahora que estamos en periodo de vacaciones, podemos observar cómo cuando se acercan las vacaciones de cada uno, su rendimiento baja. Y es que, no nos gusta dejar nada a medias, por lo que, cuando llega la fecha en que te vas de vacaciones, procuras posponer cosas que debes hacer, para que sucedan a tu vuelta y no dejarlas iniciadas, mientras estás fuera.
En muchas ocasiones, esto viene realmente motivado por tu responsabilidad, pero gran parte de la culpa la tiene, una vez más, tu egoísmo. Y es egoísta, porque piensas que si inicias algo y el que te suple, es capaz de acabarlo, incluso mejor que tú, podría hacer peligrar tu puesto.
Por eso, volvemos a insistir en lo del equipo y en no atribuir las cosas a las personas, de ese modo, nadie ve amenizado su puesto, sabe que se pueden iniciar cosas, para que el equipo las lleve a cabo y a tu vuelta, todo el equipo seguirá funcionando siendo el éxito del equipo y no de personas.
Lamentablemente ese espíritu de equipo no funciona muy bien, por lo que afloran los egoísmos, haciendo que en vacaciones, las cosas se ralenticen en exceso.
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