miércoles, 20 de junio de 2018

Cuando pierdes tu móvil


A todos nos ha pasado alguna vez, llegas a tu destino, echas mano al bolsillo y el móvil no está. Lo primero que se te pasa por la cabeza es que se te ha caído, menudo lío, tenía todo ahí. Pero pasado ese trance, piensas, dónde estuve antes de ahora, visualizas el sitio y dices, ahí se ha quedado. Pasas a llamar, por si alguien lo coge y puedes ir a por él. Luego, como nadie suele cogerlo, pasas a intentar localizarlo, mediante las aplicaciones instaladas, pero los más sibaritas, que no quieren ser localizados por nadie, se dan cuenta que desactivaron el servicio para no dar información al propietario del sistema operativo y se lamentan de ello. Finalmente, decides ir a por el móvil, compruebas que está sano y salvo y se acaba la crisis.


Pues bien, desde que te das cuenta que no tienes el teléfono, hasta que lo tienes, si pasas una angustia vital, te agobia mucho estar sin él al lado, en definitiva, parece que has perdido una parte de tu cuerpo, más que un cacharro, tienes un problema. Si por el contrario, intentas saber de él, pero te da igual y puedes pasar todo el día sin él (esto es, una vez localizado, lo dejas allí, hasta que vuelves al lugar), sin problemas, entonces haces un uso responsable de la tecnología, que es lo más importante, que la tecnología sea una ayuda a tu día a día, no que tu día a día sea la tecnología.

Dicho ésto, ¿dónde te encuentras tú?

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