Aun recordamos, cuando de pequeños, cuando no entendíamos que no nos dejaran hacer algo y preguntábamos sin parar ¿por qué? nos soltaban un "¡porque lo digo yo y punto!", y ahí, se acababa la discusión. Pues bien, quizá esa no fuese la mejor manera de hacer las cosas, pero desde luego, pasarse al lado contrario y querer consensuar todo, cuando siempre hay gente que no quiere consensuar nada y lo único que pretende es incordiar va un trecho.
Por eso, en los grupos familiares, de amigos, de trabajo, en definitiva, en cualquier sitio formado por personas, de ves cuando hay que tirar de autoridad, sabiendo que saldrá adelante tu propuesta, diciendo aquel tradicional, "¡porque lo digo yo y punto!", te sacará de algún apuro, eso seguro.
En fin, lo dicho, el consenso y la discusión están muy bien, pero a veces hay que hacer las cosas porque sí.
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