Tenemos la maldita manía de poner la ceniza en la frente a todo el mundo, por no cumplir las reglas, pero cuando nos toca hacerlo a nosotros, si no nos parece bien, no las cumplimos. Y es que, somo muy meticulosos con lo de los demás, pero muy poco cuidadosos con lo nuestro y eso, es egoísmo en estado puro. Si se exige transparencia, lealtad, seguir las reglas,... debemos ser los primeros en cumplir eso mismo que exigimos y en caso de tener dudas de hacerlo, al menos, no criticar al resto.
Pero el ser humano, egoísta por naturaleza, prefiere hacer oídos sordos a todo, para hacer lo que le venga en gana y eso sí, bajar al bar y quejarse de la vecina, del barrendero, del policía, del que conduce el autobús,... Y para más desfachatez, cuando por fin da el paso correcto, que es denunciar, entonces se achanta, porque tiene que descubrirse y ya no lo denuncia.
Sin duda, nos queda mucho camino por recorrer para mejorar la especie, pero somos pocos (y sí, nos incluimos), los que nos gusta dar nuestro tiempo a los demás, sin esperar nada a cambio, anteponiendo muchas cosas, como familia, amigos,... sólo, por que el mundo mejore. Cuando en lugar de ser unos pocos, seamos una gran mayoría, el mundo, tal y como lo conocemos, dará un cambio radical hacia algo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta lo que quieras, pero no lo uses para hacerte publicidad, o el comentario será eliminado.