Ver una foto como la que ilustra la entrada de hoy, es algo muy complicado y es que, muchos de los niños de hoy en día, están perdiendo la paciencia a pasos agigantados. En cuanto se les regala un juego, sea de lo que sea, tienen que abrirlo y jugar desde el minuto cero, aunque para jugar sea necesario hacer el pequeño montaje de algo, les da lo mismo y arrancan con lo imprescindible. Y para nosotros, que somos muy tecnológicos, pero desde el lado del creador, es algo que nos preocupa mucho.
Y la preocupación viene, porque para poder hacer que un teléfono, por decir algo, sea muy fácil de usar, se necesitan muchas hora de trabajo detrás del que diseña ese hardware y ese software y sobre todo, paciencia, por al cantidad de pruebas y de errores que se cometen. Por lo que si las generaciones que vienen no tienen esa paciencia, quizá, no tardando mucho, nadie podrá diseñar.
Vale, es una exageración (aunque quizá no), pero deberíamos preocuparnos en hacer pacientes a los pequeños. No es fácil, porque vivimos en el mundo de la inmediatez, dejamos el coche aparcado y pagamos el aparcamiento en el momento con el móvil, necesitamos consultar una calle y tenemos el mapa en el móvil, al final, el móvil, con los datos que le da Internet, tienes todo, al momento en la palma de tu mano, pero aún así, tenemos que aprender a ser pacientes, porque en la vida, no todo es inmediato y no todo se puede hacer de un segundo, al siguiente.
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