Cuando se está trabajando en equipo, da mucha rabia cuando, algunos de sus miembros no paran de hacer cosas, papeleos, reuniones, horas extra y sin embargo, otra parte, se libra de todo eso. Al final, los que están saturados, bajan el rendimiento, porque no pueden más, que sumado a la bajada de rendimiento del resto, que no hace lo que debe, nos lleva a que el equipo no funcione.
¿Qué opciones tenemos cuando ésto ocurre? Pues las de siempre, hay que motivar a los que están desmotivados, de manera que aumenten su rendimiento y bajar el exceso de trabajo a los que están saturados, para que no exploten como una olla sometida a demasiada presión. Es cierto que no es nada fácil, ya que los que trabajan, lo hacen y admiten mucho más trabajo que los que no lo hacen, por lo que cuando quieres que algo se resuelva, recurres (inconscientemente) a ellos, haciendo que se saturen, dejando al resto, descargados. Pero aunque sea complicado, hay que hacer que los que rinden menos, rindan más y sólo se consigue asignándoles tareas poco a poco, de unas más livianas, a otras más complejas, consiguiendo con ello, que su autoestima vaya subiendo y con ello, el rendimiento del equipo y la descarga de trabajo de los saturados.
Así que vigilar vuestros equipos y detectar esos problemas, ya que, cuanto antes se ponga solución, antes se conseguirán mejores resultados.
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