En más ocasiones hemos hablado del exceso de presión en el trabajo y cómo la mejor manera de que las personas funcionen, es no someter a un exceso de presión, si no hay razón para ello. De hecho, cuando se hace así, hay que tener claro que la presión se alivia bastante y las cosas salen mejor.
Pero hoy os vamos a hablar del exceso de presión a los que nos sometemos a nosotros mismos, por no saber qué es urgente y qué no. De hecho, precisamente ese no saber discernirlo, es lo que nos lleva a hacer todo urgente y por lo tanto, TODO nos presiona, haciendo imposible que hagamos correctamente nuestro trabajo.
Por lo tanto, hay que ver qué es prioritario, no agobiarnos con tonterías y hacer todo lo posible porque las cosas, salgan lo mejor posible.
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