Es triste, pero la diferencia entre éxito y fracaso, es muy pequeña. Muchas veces depende tan solo de una persona, si el pulgar apunta hacia arriba, todo va bien, si apunta hacia abajo, todo va mal. Y claro, que ese pulgar se apunte hacia un sitio u otro, sólo depende de que los que tomen la decisión, les guste o no, lo que les presente. De hecho, en muchas ocasiones, aunque lo que se lleve sea bueno, útil y bien planteado, si no les gusta, aunque la razón sea que lo presentas tú, lo tirarán.
Así que, el éxito y el fracaso, tiene una linea tan fina, que muchas veces no merece la pena hacer esfuerzos para sacar las cosas, porque por muy bien que lo hagas, no saldrá. De ahí que proyectos muy buenos, fracasen por no caer bien a quien lo aprueba y otros, nada buenos triunfen justo por lo contrario.
Y ésto es la mediocridad, que tanto abunda, que las cosas no dependan del trabajo y beneficio que se obtiene de él, si no de que te lleves mejor o peor, con quien tiene que apuntar con el pulgar.
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