miércoles, 1 de mayo de 2019

Conducir al revés

Que extraño se hace todo, cuando vas a un país donde conducen al revés que en el tuyo. Imaginamos que igual que para los españoles cuando vamos a Inglaterra, a todos los que conducen por la izquierda, se les hará extraño venir a España. Y es que, sólo al montarte y ver que tienes la palanca a la izquierda (en un coche automático, eso que te quitas) y tú sentado, donde habitualmente no llevas a nadie, ya es una sensación. Y luego, todo el trámite de circular, vas (en tu cabeza), en dirección contraria, pasas las rotondas al revés, en definitiva un mareo. Y depende del tiempo que pases en ese país, la vuelta vuelve a tener el mismo mareo inicial, hasta que tu cabeza vuelve a acostumbrarse a la normalidad.

Y lo curioso es que lo habitual era eso, antes de que los coches estuviesen por aquí danzando. Y es que, cuando se iba en caballo, si tenías a un enemigo, era más fácil sujetar las riendas con la mano izquierda y pelear con tu rival, a espada, con la mano derecha. Del mismo modo que las diligencias, la fusta para manejar a los caballos, era más sencillo con esa mano y además, evitabas el peligro de dar a algún paseante, ya que ibas alejado de la acera.

Al final, como siempre, la mayoría gana y por lo tanto, como la mayoría es diestra, pues todo va hacia ese lado. Y cuando ya no había que pelear, ni manejar fustas, la mano derecha nos sirve para manejar los controles del coche y con el volante a la izquierda, no es sencillo, por lo que pasamos a tener el volante a la izquierda y el manejo de los controles con la mano derecha. Salvo algunos países que mantienen lo original y todo va al revés (o quizá al derecho, por ser el origen de todo).

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