Todos los pueblos, ya sean grandes, pequeños o medianos, tienes sus fiestas. Y en esas fiestas, raro el el sitio que no tiene puestos en los que se hacen las comidas a la antigua usanza, pesadas, con mucho frito y comidas consistentes. Ese ambiente en el que se pasa una media de tres o cinco días, si las vives con intensidad, al estómago le pasa factura, ya que no hay forma de no comer mal, casi durante todo el tiempo.
Y contra eso, poco podemos hacer, salvo tirar de omeoprazol, para proteger el estómago y asumir que, una vez acabadas, tienes que depurar tu organismo, para poder reducir tanta ingesta de colesterol. Y para los que no nos cuidamos demasiado el resto de días, intentar moderarse, es la única opción, para no morir en el intento.
La otra parte típica de esas fiestas es beber, en exceso, que cuando te ven sin, al menos un botellín en la mano, te miran raro, pero debes passar de esas miradas, porque como te pases, quizá en una fiesta no, pero después de unos cuantos años, también notarás que te pasa factura.
Así que, cuando toquen las fiestas, que son durante toda la época estival, vivirlas con responsabilidad, por dos razones, que no te pasen factura en el futuro, pero también para que ni tú ni otro que, no tiene culpa de tu diversión, sufra por ello.
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