Cuando somos pequeños, somos esponjas, que absorbemos todo lo que tenemos alrededor, para aprender. En el colegio nos enseñan y todo nos parece muy curioso y fascinante, por lo que nos vamos formando y siendo cada vez más autónomos.
Luego permanecemos la mayor parte de nuestras vidas con esos conocimientos y aprendiendo nuevos, aunque a otro ritmo y perdiendo esas ganas de saber y entender las cosas.
Y al final de nuestra vida, esas ganas de aprender desaparecen y empezamos a "desaprender", por lo que cada vez tienen que ayudarnos a hacer cosas que hacíamos antes con facilidad.
Éstas etapas, parece que son así y que nadie las puede cambiar, pero está en nuestras manos hacerlo, ya que tenemos que fomentar siempre la curiosidad por las cosas, de manera que siempre aprendamos y sigamos haciendo las cosas que sabemos hacer, porque nos mantendrá mejor durante mucho más tiempo.
Y al igual que al principio de la vida los padres ayudan a lo hijos a aprender, al final de la vida son los hijos los que deben ayudar a los padres a no "desaprender". De este modo, todos estaremos mucho mejor, durante toda nuestra vida, porque siempre nos sentiremos que aprendemos cosas y que sabemos hacer otra muchas.
En definitiva, nunca dejes de aprender y olvídate de "desaprender".
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