Cuando pensamos en los políticos, les exigimos que sean transparentes, de manera que podamos asegurarnos que lo que nos ofrecen, es lo que hacen y el problema que existe es que esa transparencia, rara vez existe.
Llegaron partidos nuevos y todos se quejaron de la falta de transparencia de los que existían y que era necesario renovarlos, para que todo el mundo supiera lo que se hacía en la administración. Pero resultó que esos nuevos partidos, enseguida demostraron, que tampoco eran transparentes.
Y al final, lo que vemos y que quedó demostrado el fin de semana pasado en las elecciones autonómicas, es que, cuando un político se centra en las personas, en hacer lo mejor para su pueblo, su provincia, su país y no se deja engatusar con el ansia de poder, gana las elecciones. Y cuánto más transparente eres, con mayor margen las ganas, pudiendo seguir haciendo, lo que mejor consideras para quien trabajas, tus vecinos.
A ver si hay suerte y todos éstos mesías que salen de unos y otros partidos se van quedando por el camino, para que lleguen personas de verdad, vocacionales y con ganas de hacer la vida de aquellos que les eligen, mucho más fácil, sin buscar siempre un puesto, un nuevo reto, simplemente, que su transparencia, les lleve donde deben estar.
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