Cuando trabajamos, en muchas ocasiones nos sentimos presionados, aunque nuestros superiores no lo hagan. Casi siempre ocurre cuando se es responsable, o bien, cuando te cuesta más enseñar a otro, que hacerlo tú, por lo que te cargas de excesivo trabajo, teniendo más presión de la que debes.
En cualquiera de los dos casos comentados, no es buena esa presión, en primer lugar porque perdemos eficacia y en segundo lugar, y mucho más importante, es que puede afectar a tu salud, aumentando el estrés y todos los problemas asociados al mismo.
Y qué podemos aconsejar, pues sólo uno, que no es nada fácil de cumplir, que es pasar olímpicamente de la presión, tener mucha paciencia con lo que nos rodea, pero nunca sentirnos presionados y en caso de estarlo, hacerlo lo mejor posible y si no sale, pensar que lo peor que nos pueden hacer es echarnos a la calle y en muchas ocasiones nos harán un favor.
Así que lo dicho, no os estreséis y disfrutar, en la medida de lo posible, del trabajo, que al fin y al cabo, es solo un medio para ganar dinero que nos permita vivir de verdad fuera del trabajo. Y tan sólo una cosa más, esa tensión acumulada que tenéis, soltarla (hacer ejercicio, gritar, cantar,...), pero nunca lo paguéis con vuestros seres queridos, que ellos son los que menos culpa tienen.
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