Cuando consiguen sacarte de quicio

Hay clientes que tienen esa facilidad, sólo con que suene el teléfono y ves quien es, tu predisposición es cabrearte. Y es que, las formas en las relaciones personales son muy importantes, por lo que, si un cliente, siempre tiene razón y todo lo que sale mal siempre es culpa tuya, lo menos que te pasa es que no quieres trabajar con él.

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Y es que, cuando tienes un proveedor, como cliente, no debes pretender que todo lo que haga sea como tú lo piensas, ya que, por norma general, tus pensamientos, si no los plasmas en un documento, nadie puede adivinarlos, por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es, asumir que hay cosas que no has pedido, asumir tu responsabilidad y tratar con cariño a tu proveedor. Sabemos que eso, para aquellos que pagan, es complicado, ya que piensan que están en la edad media, con siervos a sus pies, pero no es así.

Afortunadamente, son los menos y en muchas ocasiones, tras varios fracasos con distintos proveedores, se cargan a la persona que lleva esas relaciones, porque el problema, siempre, es de las personas, no de las empresas.

Obviamente, esto que contamos, es perfectamente válido en sentido contrario, hay algunos proveedores que nunca asumen la responsabilidad de sus acciones y por ello, sacan de quicio a sus clientes. Pero estos son mucho más escasos, entre otras cosas, porque si no tienen clientes, desaparecen, por lo que ya se cuidan las empresas de poner en atención al cliente a personas que no desesperen, por no perder clientes.

Así que, si os veis reflejados, tener paciencia, es la única manera de tratar con esas personas y desde luego, elevar la queja de esa persona en cuanto tengáis ocasión, para que la cambien cuanto antes. Veréis como con el cambio, el cliente pasa de ser irritante a ser un maravilloso cliente. Aunque a veces, cuando le coges el tranquillo a una personas, prefieres lo malo conocido, que lo bueno por conocer.