viernes, 18 de noviembre de 2011

Y de repente, las prisas

Es muy habitual, sobre todo en informática, que cuando un proyecto debe finalizar en una fecha, a última hora llegan las prisas, las horas extra, las llamadas a media empresa, los gritos, .... y todo, aunque el problema que ocurra lleve avisándose por parte del equipo de desarrollo desde hace meses.

Y es que, en España al menos, somos mucho de dejar las cosas para última hora, de dar prioridad a las cosas que no la tienen, de hacer caso a personas a las que no se les debe hacer caso, de dar poder por amiguismos, en lugar de por necesidad, ... en definitiva, de hacer las cosas, sin pensar, o pensando mal, como queráis llamarlo.

En casi todas las empresas, está todo establecido, con sus procedimientos, su plantillas, los departamentos por lo que se debe pasar, las personas implicadas, ... pero cuando llega un problema, que no se ajusta al procedimiento, en lugar de poner sentido común a las cosas, simplemente se va dejando pasar, hasta que llega el momento en que se tiene que hacer sí o sí y entonces, llegan las prisas.

A algunos de nosotros, ya no nos pillan y cuando llegan las prisas, lo que hacemos en dejar que nuestros mayores den voces, reírnos con los correos que se envían unos y otros, e intentar que la presión no nos caiga y si podemos, que normalmente si, irnos a nuestra hora, porque ya lo avisamos en su momento, en los diferentes canales habilitados, rellenando plantillas, ...

Si estás en una situación así, intenta pasar, porque no sirve de nada preocuparse y además, las cosas no van a cambiar, aunque a ti te salga una úlcera.

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