miércoles, 23 de enero de 2013

Cuidado con el correo

Muchos no se dan cuenta, pero el correo electrónico es una arma muy peligrosa. Por ejemplo, mandas un inocente correo a un familiar, pidiendo que te haga un favor para un amigo. Obviamente, al ser un familiar tuyo, le escribes de forma muy coloquial y al final, le dices que necesitas que te haga un favor y que contacte con tu amigo, para lo cual le das el correo electrónico de tu amigo.

Hasta aquí, todo normal, pero claro, no cuentas con que tu familiar, puede enviar tu correo al que va a hacer el favor y a lo mejor algo de lo que le has puesto a tu familiar, no querías que lo viese tu amigo.

Si esto, que es una tontería, lo trasladas al día a día en la oficina, puede dar lugar a un gran problema. Por poner algo similar. Envías un correo a tu director, quejándote de otro director, que está pisando el terreno del departamento, para avisarle que puede ser un problema a medio plazo. Si tu director, sabe usar el correo electrónico, actuará con cautela y pondrá remedio al problema, pero si, como suele ser habitual, no sabe usar el correo electrónico, lo que puede suceder es que mande tu correo, tal cual, a su director, que muchas veces es el de los dos implicados, por lo que dependiendo del pie que cojee este último, puedes tener un problema tú.

Por eso, cuando se escribe un correo, piensa a quien va dirigido y sobre todo, en qué manos puede caer. De hecho, en muchos casos, es mejor hacer una llamada de teléfono, que dejarlo por escrito, de manera que no te salpique.

Y por supuesto, como ya contamos hace un tiempo, usar muy bien los campos del correo electrónico, ya que no todos valen para lo mismo.

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