En el día a día de los proyectos (sobre todo los informáticos), vemos lo mal que los controlamos y cómo nos empeñamos en que las cosas salgan de cualquier forma, en unas fechas concretas, a pesar de lo complicado que es, por los problemas que surgen durante su desarrollo.
Y la verdad es que un proyecto debe compararse con el cultivo de un huerto. Puedes plantar las frutas y verduras que quieras, abonarlas, regarlas, luchas contra las plagas,... pero nunca podrás tener el fruto, antes que la planta y eso, lleva su tiempo. Por eso, si en un proyecto no se hace la construcción del software, de la máquina,... nunca podrás hacer lo que sea que quieras hacer con esa construcción.
Pero, como siempre decimos, los jefes se empeñan en poner fechas, sin en cuenta la mayoría de las cosas que tienen de satélites del proyecto y cuando ven que no se llega a la fecha, lo que hacen es estresar y apretar al que construye, para que tenga antes el producto, pero, como en el huerto, ese producto será de mucha peor calidad y lo sufrirá el usuario.
Así que pensar en los proyectos como en los huertos y cuando el tiempo no acompaña, te tendrás que comer el tomate, más tarde o bien, comértelo verde, pero te aseguramos que no será lo mismo, por muy de rojo que lo pintes.
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